Recuerdo claramente todo como si no hubieran pasado ya dos años desde aquel entonces, cada centímetro de mi memoria por alguna razón lo tiene muy claro y muy fresco, nunca pensé en llegar a decirlo pero desde entonces nada ha sido igual.
Por razones de horarios la mañana de ese jueves, tuve que ir a la escuela, cuando regularmente no lo hacía, me puse unos jean´s grises, una camiseta negra de un concierto y encima una camisa de mezclilla, alguna chamarra azul y mis tenis de los Ramones. Llegué a la escuela poco antes de las 7 a.m.
Sin muchas más cosas que ofrecer la clase de CPL, aunque siempre fue de mis favoritas a lo largo de la carrera, seguramente por la obligatoriedad se tornó un tanto aburrida. Como era la costumbre, había muchas cosas que hacer y demasiado poco tiempo para completarlas, al menos con calma.
Del modo que hubiese sido, salí de una de las Salas de Computo de la Universidad, junto con Zoso, nos demoramos al preguntar un par de dudas, ya muchos se había ido, y emprendimos camino, era un tanto frío y soleado como hoy… al llegar a la esquina de Rodín nos separamos.
Con suficiente apatía y sueño llegué a mi casa como a eso de las 10. Y al irse acercando el medio día las cosas se complicaron, primero por azar o por destino los celulares de mis papás, estaban fallando y curiosamente el mismo día a la misma hora en medio de una llamada ¡zaz!, simplemente dejaron de servir.
Estaríamos hasta cierto punto incomunicados durante las próximas 24 horas.
Al llegar a casa desayune algo, limpié un poco, y trataba de hacer algunas cosas de Economía, una ridícula e inútil presentación que solo pude empezar y jamás terminaría.
Rumbo a la tarde una llamada:
-Sí,yo voy a pasar como en unas 2 o 3 horas. ¿Todo esta bien?… Ok, cualquier cambio avísame.
No pasaron muchos minutos cuando el Teléfono sonó una vez más… -¡No!…Sabes qué, pásamela… este… yo ya voy a irme para allá entonces.. sí, sí, ponle el teléfono. ¿Cómo te sientes?… ¡YA VOY PARA ALLÁ!, por favor espérame.
En ese mismo segundo, sostuve una mirada vacía y respiré profundo mientras veía con ojos de una fingida fortaleza la mejor manera de reunir los cabos sueltos.
Todos y cada uno de ellos estaban desperdigados por allí, lo que normalmente no ocurría, es curioso darse cuenta que las cosas ocurren de la forma menos planeada en el día jamás pensado. muchas, realmente muchas llamadas en pocos instantes.
Como caído del cielo en ese instante aparecía mi papá en la casa, algo no habitual, pues pocas veces viene a comer en horarios «normales» a la casa, ese día sí. Al saber de los acontecimientos dejó todo y se fue con mi mamá lo más rápido que pudieron.
Yo con el aparato celular en una mano, y el fijo en la otra localicé a mi hermana y pactamos vernos en tanto tiempo para ir a alcanzar a los demás… aún me dio tiempo de comunicarme a Poza Rica, confirmar las llamadas a Monterrey y buscar a Merce.
Mi hermana llegó velozmente tomamos ciertas precauciones y salimos para allá.
Al llegar solamente mis papás estaban en el departamento y parecía que estaba dormida como muchas otras veces, así con los ojos cerrados y «esa mueca que bien puede ser considerada una sonrisa» que creo que yo también hago, solo me pude recargar en el muro asombrado.
Sin expresión alguna, inmóvil y sin poder creerlo, vi muchas imágenes de mi niñez y muchos buenos recuerdos pasaron por mi mente, me fue imposible despegarme de la conciencia de los malos rasgos que todos tenemos, pero acariciando los buenos me vi a mi mismo saliendo por la puerta de gruesa madera semi-clara de la casa en Poza Rica, y la vi claramente con su viejo vestido de diminutas flores con lagrimas entrecortadas lanzándonos una bendición, el último verano que pasamos allá juntos.
Con esa nostalgia me dejé llevar y repetí sus movimientos para «desearle buen viaje», cerré los ojos, me dí cuenta que aunque volví a ir al «pueblo» un par de veces más nunca fue igual, en menos de 15 días iríamos en un viaje de entrada por salida y salvo una visita igual de rápida hace casi un año, jamás he vuelto a pisar Poza Rica y la verdad no sé Cuándo lo haga.
Tortuosamente el tiempo se estiraba, no había muchas cosas por hacer únicamente esperar a que todos finalmente aparecieran.
Por cuestiones religiosas de mi abuela , me dí a la tarea de buscar a un sacerdote que viniera hacer algo de lo sea que ellos hacen, con mucho dolor me dí cuenta que la casa de Dios atiende en horarios similares a los de oficina, y que pase lo que pase las 11:50 de la noche no son horas para llamar a la puerta de dónde viven los religiosos. En el mejor de los casos una voz grita desde el otro lado «qué quiere» y después responde «venga mañana como a eso de las 11, el padre ya se durmió ahorita y mañana no se levanta antes de las 9».
Luego de una búsqueda de papeles, se logró hacer traer una ambulancia y cubrir así los requerimientos legales, se cerró el trato con la casa funeraria y mas tarde ya estábamos en la agencia, allá por la colonia Roma. Una rápida incursión ala terminal de autobuses del norte y visitas a la casa a bañarse y a cambiarse.
Ya era viernes 10 de octubre desde hacía unas cuantas horas al terminar el oficio religioso y la posterior cremación yo seguía sin poder llorar, comimos en familia y después todos estaban en mi casa, yo, redacte buena parte del proyecto de ahorro de energía del servicio social, como terapia ocupacional, hablé con mi Partner y le dije que no los iba a dejar solos y le envíe el escrito.
Fue hasta el viaje de las cenizas que pude llorar ligeramente, y pocas veces voy a la iglesia.
Pero al día de hoy, he visitado a mi abuela en algunos momentos importantes antes y después de mi 2da operación en los ojos, para decirle algo importante ahora que me dio por escribir un par de cartas y para reafirmar mi promesa consejo de mi abuelo.
Todo cobra sentido, verán, mi abuela al final no me recordaba, creo ni sabia quien era yo, mi abuelo dice que el alzhaimer en ocasiones es selectivo, y quizás solo me recordaba como la última imagen mental que tenía de mí en su memoria, que bien podría ser de hace 20 años. me gusta pensar que me recordaba tal cual me veía en esos «recuerdos gratos» de niñez, navidades y esas cosas.
Me gusta pensar que de verdad esperó a que llegara mi mamá, para decirle adiós y «encargarle» a todos sus hermanos, que son más chicos. Y que resistió verlos juntos como nunca antes habían estado.
Me gusta pensar que todas las promesas que ellos dijeron ese fin de semana, son para siempre y que si alguien merece el reconocimiento es la abuela, Me gusta pensar que nos esta viendo.
Me gusta pensar que cumplió con lo que nos dijo ese verano en Poza Rica, «Quiero ver que tu hermana acabe la maestría y que tu te estés por buenos pasos», el 8 de octubre, un día como hoy, pero de hace dos años mi hermana terminó la maestría. Y ta vez yo empecé a ser mucho más quien soy ahora, y me gusta pensar que si ando en muy buenos pasos.
Me gusta pensar que lees mi mente y sabes todo lo que pienso en ti, aunque nunca lo digo.
Me gusta pensar que estas con nosotros en nuestras peores horas, y que has estado conmigo en los momentos más difíciles, y que me ayudas a tomar las mejores decisiones.
Te extraño abuela, Me gusta pensar que estas bien, y que justo ahora me estas mirando, Te quiero, Sigue haciendo eso que estas haciendo mandando tu bendición desde dónde estas, quién sabe hoy puede ser el día en que la recibamos.