Educación vial.

3 10 2010

Hoy es uno de esos días dónde las cosas se colocan de modo tal que me «van haciendo el día», dormí muy bien, ganó mi equipo en el fútbol y otras cosas que han estado pasando que me «alegran la existencia»,  y aunque no pude ir a ver a los geniales y virtuosos doctos «KISS», se que Satarchild demostró que «él fue hecho para amarte» y que Gene, se apoderó de todos como «el dios del trueno». Rock and Roll all nite, baby.

En la última semana me han pasado dos que tres cosas medianamente interesantes, el otro día por alguna razón me encontraba en el metrobús, para nuestros queridos imaginarios que no habitan en la «Ciudad de las Tranzas y el Smog», es una porquería roja que solo sirve para que un wey se enriquezca junto con algunos de sus cuates.

En fin, allí estaba yo «cómoda y placenteramente» junto a la puerta de entrada, cuando de pronto, al llegar a la estación siguiente la gente comenzó a bajar, haciendo gestos amables de buen gusto, demostrando con suficiente amplitud su educación y respeto.

Un sujeto fino y bigotudo  se levantó gentilmente de su asiento y con su mejor sonrisa y gala emprendió el camino hacia la salida al momento que empujaba a la gente al referirse «tss voy bajando, bajan… bajan…».

Yo, tanto como podía le permitía el paso a los pasajeros pero al llegar el bigotudo cruzamos una mirada al instante mismo que me «echó su carrocería mal oliente y despeinada», al pasar junto a mí me dijo a media voz «pinche güerito», educadamente me lanzó una carga legal hombro a hombro.

Naturalmente, le devolví el gesto, con medio paso hacía adelante permitiendo que todo su cuerpo fuera directo al poste, sí, soy muy cortés. yo dije:

-Orale, ¿qué pasó allí? y lancé una risotada con mi mueca que asemeja a una sonrisa.

El fino caballero, ya sin la sonrisa que portaba cuando se levantó de su asiento, mencionó:

-Pinche «werito» qué no ves que estoy bajando.

Yo: Ahh, vienes bajando, pues… pide permiso, no seas naco.

Naco: Qué, yo voy bajando… B -A- J- A- N- D- O.

Yo: (sonriendo amablemente) ¡Muy bien!, inténtalo con una más difícil cómo DESCENDIENDO, mientras aprendes a decir, «con permiso», «permis», «comper», en vez de aventarte con sonrisa de imbécil.

Naco: (con cara de imbécil) Qué te traes, pinche «wero».

Yo: ¿Güero?, cómo de dónde, más bien como castaño claro**, mejor pide permiso para salir en vez de alegar conmigo, de verdad que nefasto. A mí no me amedrentas.

**(nunca he pensado que soy «wero», por que ja! no lo soy)

Naco: (con gesto de «rompe madres») Te voy a partir tu madre pinche «werito» mamón, ve a usar tus pinches palabras culeras a otro lado.

Yo: (miré al techo con decepción) No es mi culpa que yo tenga una superioridad Lingüística evidente, además de ser un naco, eres un obtuso y un ignomio (de  ignominia).

Con cara de perplejo, abriendo los ojos grandes, definitivamente buscando alguna palabra para no «quedarse callado» se cerró la puerta del transporte, y como yo si soy muy educado puse una sonrisa muy amable y me despedí del bigotudo con la mano deseándole un muy buen día.

Cómo ven queridos lectores imaginarios, lectora no imaginaria, Comentaristas anónimos, después llegué a mi centro laboral y «laboré».

En nuestra siguiente entrega Indigo en taco inn, mismo blog, mismo blogger.

Buena semana.